Tras la muerte de Berenguel de Landoira, la ciudad de Santiago permanecerá durante varias décadas bajo el poder del arzobispo Martiño Fernández, que concedió a su sobrino varios feudos y envió a sus tropas en apoyo de la campaña del rey Alfonso XI contra el reino nazarí de Granada. El arcebispo fallecerá, víctima de la peste, durante otra de las campañas militares en las que apoyó al rey: el asedio de Algeciras en 1343.
En Compostela, el conflicto entre la burguesía y el mandato arzobispal sigue siendo tangible y se reavivará con el nombramiento del nuevo sucesor: Pedro V, que se verá obligado a refugiarse en el castillo y huír a Noia en alguna ocasión.
Pocos años más tarde, varios abades y priores de los monasterios de la diócesis del arzobispo Gómez Manrique, se reunirán con este en el castillo pidiendo apoyo para recuperar propiedades y rentas que les fueran arrebatadas...