O papa Xoán XXII inicia un proceso de centralización administrativa en Europa y elige a Berenguel de Landoira como arzobispo de Compostela. El nuevo prelado es un dominico francés, Maestro General de la Orden de los Predicadores, y una figura revelante en la corte papal. Berenguel cuenta con apoyo real, pontificio, dinero, experiencia... y este será precisamente su problema: será el primer arzobispo, desde Xoán Arias, que tenga capacidad real para tomar el control del señorío y de la Iglesia de Compostela.
Por aquella época, los burgueses compostelanos intentaban escapar del control feudal de la Iglesia y convertirse en ciudad de reguengo, por lo que el nuevo arzobispo no fue bien recibido. Su respuesta al mandato papal fue el inicio de una revuelta urbana que le impidió entrar en la ciudad.
En noviembre de 1318, cuando Berenguel llega a Compostela (la capital diocesana) para tomar posesión de su cargo, el levantamiento urbano consigue que se vea obligado a refugiarse un tiempo en las torres arzobispales de Pontevedra y el castillo de Rocha Forte, más cercano a la ciudad. Así, la fortaleza se convierte en la residencia principal del arzobispo y también en el centro de las operacións militares contra los sublevados.