Los castillos medievales dejaron pronto de ser recintos para proteger a la población indefensa en caso de peligro, para convertirse en símbolo del poder señorial y herramienta al servicio de los intereses de clase.
Construido en la década de 1240 por el arzobispo Xoán Arias, desde su origen fue concebido como baluarte pero también como residencia del mitrado compostelano. Xoán Arias promocionó abundantes obras como el proyecto inacabado de la catedral gótica o la reforma del refectorio de Gelmírez, y contó con maestros arquitectos de origen francesa como Pedro Beneth, introductores del arte gótico en Galicia.
El castillo-residencia de A Rocha estaba dotado de elementos civiles que hacían las estancias militares más cómodas: torre del homenaje dotada de lareiras y cocinas, salones palaciegos, servicios higiénicos, capillas y detalles ornamentales, como este capitel aparecido en las excavaciones arqueológicas. Este capitel con motivos vegetales es un ejemplo de la introducción del arte gótico de influencia francesa en la arquitectura militar y civil de los señores feudales gallegos.