Las Gesta Berengari o hechos de Berenguel, nos permiten saber cómo funcionaba el castillo durante la guerra. Así, en los conflictos entre el arzobispo y los ciudadanos, aprendemos que la guerra se basaba principalmente en el asedio a enclaves fortificados, bien sean ciudades o villas, fortalezas o torres.
En esta época, se evitaban las batallas a campo abierto y no fueron la fórmula principal de dirimir disputas. En el conflicto compostelano de 1317, unas veces es el arzobispo quien cerca la ciudad y otras son los ciudadanos los que asedian su castillo. La posición estratégica del castillo permitía enviar tropas por el valle del Sarela hacia el flanco oriental o por el valle del Sar, hacia el flanco occidental de la ciudad. En la revuelta de 1317 queda clara la vocación que tenía la fortaleza como control de la ciudad y de cómo podía dominar sus principales accesos.
Otro elemento clave era la negociación: a la que Berenguel y sus adversarios acceden en varias ocasiones, sin mucho éxito. A veces, en ellas utilizaban el engaño como arma, pues el objetivo era capturar al adversario. El episodio final del levantamiento de 1317, cuando Alonso Suárez de Deza y otros líderes del levantamento fueron ejecutados, pertenece a este grupo de negociaciones engañosas.
Después de este episodio, Rocha Forte empieza su etapa de esplendor como castillo, ejerciendo el papel de cabecera militar de la Tierra de Santiago y como proyección exterior de la catedral-fortaleza. En él se reúnen las tropas del arzobispo antes de marchar al frente a lo largo del s. XIV. Su papel se intensificó en los tiempos de la guerra civil castellana, contienda a la que está asociado el asesinato del arzobispo Sueiro Gómez de Toledo.