La vía del tren y los primeros estudios científicos

Buscadores de tesoros, eruditos e ingenieros ferroviarios: la lucha por el potencial de Rocha Forte.

Durante el s. XIX el castillo fue sometido a un expolio sistemático y los buscadores de tesoros dejaron huella en las viejas ruinas, pero también hubo eruditos que le prestaron atención al castillo. El clérigo jesuíta Celestino García Romero escribió en 1920:  [El puente de Amañecida], acaso destruído por una riada u otro análogo accidente, alguno de nuestros arzobispos la amplió y la repuso para comunicar comunicar con la ciudad el castillo de la Rocha que allí cerca se erguía y del que ya solo cascajo queda. Allí recogí hace años fragmentos de teja con dibujos

La arqueología científica hizo su aparición en Rocha Forte en la década de 1930. Pero no se centró en el castillo, sino en otro bien patrimonial totalmente diferente: el petroglifo del Castriño de Conxo, encontrado y registrado en 1935 por Ramón Sobrino y su hijo. La Comisión del Museo Arqueológico de Santiago, hablara ya en varias ocasiones de acometer exploraciones en varios lugares de Galicia, entre ellos, en el castillo. Pero la iniciativa quedó pendiente hasta ver la posibilidad de adquirir el terreno, que estaba en litigio.

Desde aquella, la arqueología volvió a desaparecer mientras seguían los ataques patrimoniales contra la vieja fortaleza. En 1962 la eléctrica FENOSA instaló una torre de alta tensión en el medio de las ruinas. Según El Pueblo Gallego, los operarios que cimentaban la estructura descubrieron un auténtico tesoro enterrado, una escalinata abovedada y un pasadizo subterráneo, a cuatro metros de profundidad. El 15 de septiembre de 1873, se inauguraba la línea de ferrocarril Cornes-Carril que atraversaría parte del yacimiento y aprovecharía parte de los cimientos del viejo castillo como sustento para la nueva vía.

  • Tramo de ferrocarril sobre el castillo

    Tramo de ferrocarril sobre el castillo

    Imagen de Enmacosa.

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