Rocha Forte es una metáfora material de un proceso histórico marcado por la violencia, el conflicto y la muerte. Sus paredes vivieron asesinatos políticos y guerras de asedio y, pese a ser un Titanic medieval que resistió guerras y asedios, la fortaleza fue reducida a cenizas en 1466-67. Unos años después de la destrucción del castillo, concretamente en 1472, el arzobispo ordenó el desmontajede los muros, que se trasladaron piedra a piedra para construír la fortaleza de Pico Sacro .
Los labriegos reutilizarían tamén, en los próximos siglos, piedras de la vieja fortaleza y arrimaron contra los restos de las murallas los vallados de sus fincas. La niebla de un pasado olvidado envolvió de leyendas y misterio un lugar apartado de la ciudad, un espacio traumático e incómodo en la historia contemporánea de Compostela.
Durante dos siglos, entre mediados del s. XIII y mediados del s. XV, Compostela contó con una monumental fortaleza, la más grande del Reino de Galicia y una de las más espectaculares de la Península. Edificación imponente, residencia arzobispal, baluarte inexpugnable, auténtica ciudad fortificada… Rocha Forte fue muchas cosas pero, ante todo, fue un espacio neurálgico de la lucha por el poder en la Baja Edad Media. Pero el castillo de Rocha Forte no tuvo suerte. La destrucción provocada por los Irmandiños y el posterior expolio sistemático de sus restos lo borraron casi literalmente de la faz de la tierra.
En las recientes excavaciones arqueológicas, aparecieron algunos objetos de época contemporánea, como un colgante de San Benito con el lema «vade retro Satanás», una de las huellas que los buscadores de tesoros dejaron en las viejas ruinas.