Herraduras y bocado de caballo

Herraduras y bocado de caballo

El caballo era un bien de prestigio que confería dignidad. Ahí están las representaciones de Santiago Apóstol matamoros, representado como un caballero en batalla. El tercer estado, el campesinado, tenía prohibido montar a caballo. Eran sinónimo de nobleza.

Antes de la llegada de la pólvora, los caballeros constituían la fuerza decisiva en los ejércitos de los señores feudales y de los monarcas. Caballeros como el alcaide de Rocha Forte, Sánchez Dávila, eran el brazo armado de la voluntad política del arzobispo compostelano. En la batalla de Altamira, contra los nobles levantiscos, Sánchez Dávila y su caballo fueron heridos de gravedad, según cuentan las crónicas. Pero los caballos también servían para llevar a cabo auténticas razzias de pillaje por los alrededores del castillo.

En el castillo aparecen herraduras y objetos vinculados al cuidado y monta de caballos. Debemos recordar que durante los asedios a la fortaleza, estos instrumentos de guerra eran inútiles dentro del castillo y sufían las consecuencias de los ataques. Entre ellas, ser consumidos como comestibles. De hecho, encontramos restos óseos de caballo en los vertederos de la fortaleza. La presencia de un monumental aljibe también se tiene que poner en relación con la necesaria subsistencia de la caballería del arzobispo.