En la Baja Edad Media primaba una sociedad patriarcal que enaltecía los valores varoniles vinculados al mundo de la guerra. A excepción de las reinas y mujeres nobles, herramientas para la reproducción social del linaje (dotes, herencias), las mujeres apenas se visibilizan en los documentos y en los restos materiales.
En un establecimiento miliatar como Rocha Forte parece normal que apenas existiesen mujeres. Pero obviamente las cosas no eran así. En el espacio entre la segunda y la tercera cerca del castillo, las fuentes escritas definen ese espacio como una feria, como una ciudad con casas y casales. Familias de labradores garantían la subsistencia de los habitantes del castillo. Las actividades domésticas de mantenimiento y servicio estaban encomendadas a mujeres.
También sabemos de la presencia de una actividad muy vinculada con la milicia como es la prostitución. A su vez, entre los malos hábitos de la guarnición de A Rocha y que sirvieron de detonante para las revueltas irmadiñas, conocemos casos de secuestros y violaciones de mujeres de los alrededores. Este alfiler que descubrieron los arqueólogos, ¿sería propiedad de una criada, una prostituta o de doña Inés García, la esposa del último alcaide de Rocha Forte?