El contexto es el conjunto de circunstancias y hechos que crean o condicionan un nivel arqueológico. Por ejemplo: un nivel de quemado en el interior de un lar tendría un contexto doméstico pero un nivel de quemado sobre un muro caído se consideraría contexto de destrucción.
El tipo se refiere a depósito, estructura, corte e interface, además del depósito de formación no antrópica. La estructura es la construcción humana, y cuando se menciona un depósito como un tipo de estructura se refiere a una acumulación de material (tierra, piedras...) que no tiene ni una forma definida ni una funcionalidad clara, pero sí una evidente formación antrópica.
El uso se refiere a la función de un objeto: una cerámica muy decorada no se suele utilizar para cocinar y por eso aparecerá como mesa en el apartado de uso. Cuando los elementos no tienen un único uso, la persona que realiza el estudio asigna como mejor entiende. Cuando resulta imposible asignar un uso concreto, empleamos el uso indeterminado. Si la pieza está en tal mal estado que no podemos determinar un uso concreto aplicamos la categoría sin datos.
La forma es la realización concreta con que se presenta un determinado elemento cerámico, con características propias que la diferencian de otros tipos. Por eso encontramos términos como olla o sartén que definen el aspecto exterior del elemento pero no su función.
En esta segunda acepción, el tipo de descripción sería el conjunto de materiales cerámicos que presentan características comunes. Los tipos responden a convenciones mayoritariamente aceptadas en la arqueología.
La tradición es el conjunto de rasgos permiten definir el origen o las influencias de un determinado elemento cerámico.